Cuando se trata de niños disléxicos, lo primero que usted debe recordar como padre es que los sentimientos como la ira, la depresión y la ansiedad son una parte integral de su vida cotidiana. Por lo tanto, es imprescindible que usted escuche atentamente todos sus sentimientos con compasión. Sin embargo, estos niños sufren de problemas de lenguaje típicos y encontrar articulación es una tarea difícil. Como padre, usted debe animar a su niño disléxico a hablar de sus sentimientos.
Es un hecho conocido que estos niños no progresan a un ritmo similar al de otros niños. Sin embargo, nunca es una buena idea utilizar afirmaciones negativas como "perezoso" o "inútil" o culpar al niño por su pobre progreso académico. Jugar el juego de la culpa o el uso de palabras negativas dañaría seriamente la autoestima de los niños disléxicos. Por el contrario, los padres deben dedicar tiempo suficiente para comunicarse con sus hijos sobre todo desarrollar actividades al aire libre. Pueden tratar de jugar juegos como el ajedrez, juegos de memoria, etc. para vincularse con sus hijos. Para los niños más pequeños, sin embargo, nunca se debe subestimar el aprendizaje que estos niños tienen en sesiones de guardería infantil. De hecho, hacer un viaje o incluso un paseo juntos puede ser beneficioso para su hijo. Todas estas actividades impactarían positivamente la personalidad de los niños disléxicos y les ayudaría a crecer y a ser personas confiadas.
En lo que se refiere a los estudios, los padres deben recompensar el esfuerzo de sus hijos, y no hablar sólo sobre el resultado final (que son a menudo académicamente pobres). Para el disléxico, se debe dar más importancia al progreso que a las calificaciones numéricas.
Configurar de tres a cuatro objetivos simples al año puede ser una manera eficaz para exponer a estos niños hacia desafíos. Los objetivos pueden ser tan simples como encontrar su escritor favorito del año para el dominio de un tema específico. Si el niño es capaz de cumplir con estos objetivos, adquiere un sentido de auto-logro, que a su vez le daría un impulso a su propia imagen.
La conclusión es que hay que recordar siempre que un padre es el primer maestro de un niño. La forma en que maneja a su hijo tiene un impacto duradero en su vida. Las palabras clave para hacer frente a un niño disléxico son la creatividad y paciencia. Por lo tanto, sea paciente con él y recompense sus esfuerzos.